motor magnético, que funciona por principios electromagnéticos y que no requiere ningún tipo de energía externa para funcionar: él mismo se alimenta a sí mismo, y no desprende ni humos, ni gases contaminantes, ni ruidos. Claro que un concepto así es muy difícil que lo veamos llegar a las calles en producción masiva, pero muchos de sus principios sí que podrían ser útiles para soluciones energéticas del futuro.
Aún así su inventor, Troy Reed de Tulsa (Oklahoma), lleva desarrollándolo desde 1994, y aclara que todavía no está completado. Muchos años dedicados a un sueño, indudablemente, pero que si puede hacer que funcione a nivel genérico y que sea lo suficientemente flexible para un uso diario lo hará de oro. Este tipo de personas son las que mueven la ciencia y los inventos que luego disfrutaremos todos en el futuro. Ánimo Troy.