El nutricionista Rodrigo Fernández, del , explica todo lo que hay que saber a la hora de comer y cocinar con aceite.
De oliva
Está compuesto por grasas monoinsaturadas que resisten altas temperaturas, lo que evita que se conviertan en grasas trans. Esto es importante porque las trans no se metabolizan, lo que significa que forman placas de colesterol o ateromas en las arterias, dañándolas o tapándolas.
También es un antioxidante natural que combate el envejecimiento celular y previene enfermedades degenerativas. Además, tiene vitaminas A, D, E y K, favorece la absorción de minerales, evita la acidez, facilita el tránsito intestinal y mejora la presión arterial. Se recomienda consumir cuatro cucharaditas al día. Al cocinar, prefiera aceites con dosificador en spray, que ayudan a controlar la cantidad.
De palta
En su composición química, el aceite de palta es similar al de oliva. Es libre de colesterol y ácidos grasos trans y posee altos contenidos de ácidos grasos monoinsaturados, principalmente ácido oleico, que ayuda a disminuir los niveles de colesterol-LDL (colesterol malo) y a aumentar los de colesterol-HDL (colesterol bueno).
Este aceite ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la obesidad y la diabetes. Tiene altos niveles de vitamina E, antioxidante natural que protege el cuerpo de los radicales libres y retarda el envejecimiento, y tiene fitoesteroles (beta-sitosterol), los cuales reducen los niveles de colesterol en la sangre, inhibiendo la absorción del colesterol a nivel intestinal.
De sésamo
Contiene ácidos grasos polinsaturados ricos en omega 6, además de una gran cantidad de minerales. Al igual que los otros aceites, su alto aporte de vitamina E lo transforma en un gran antioxidante que combate el envejecimiento de nuestras células.
Es ideal consumirlo con pescados crudos, ya que les da un sabor inigualable. La medicina ayurveda lo utiliza para calentar y nutrir el organismo y tranquilizar el sistema nervioso. Además se puede usar en mascarillas para el pelo cuando está muy seco o aplicarlo en las manos, cuando están resecas y con grietas. Masajear con él los pies algunos minutos al día hace que se mantengan calientes durante todo el día.
De maravilla
Las propiedades del aceite de maravilla son similares a las del de sésamo. No es recomendable para cocinar, ya que no resiste altas temperaturas. De usarse para ello, se forman grasas trans que favorecen la formación de colesterol del malo. Lo mejor es usarlo para aliñar ensaladas.
De canola
Es conocido a nivel mundial como el ‘aceite del corazón’. Según la organización canadiense Canola Council (www.canola-council.org), una cucharada sopera al día de este aceite entrega el consumo recomendado diario de ácido alfalinoleico, que ayuda a reducir enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares.
Su consumo ayuda a balancear las grasas en nuestro organismo y reduce el colesterol. Es uno de los más sanos, ya que no tiene grasas trans y posee el más bajo de los niveles de grasas saturadas de todos los aceites vegetales.
Otro de sus beneficios es su alto contenido de aceite linolénico (omega 3), muy importante para la correcta mantención y funcionamiento del sistema nervioso. No tiene sabor, y es una de las alternativas más saludables para cocinar las comidas de los niños.
De pepita de uva
Este aceite tiene un gran contenido de vitamina E y una alta concentración de ácido linoleico y linolénico, más conocidos como omega 6 y omega 3. El cuerpo no es capaz de producir estos ácidos esenciales. Es importante incorporarlos a través de la dieta, porque ayudan a producir prostaglandinas, sustancias necesarias para regular procesos corporales como la coagulación de la sangre.
Además reducen cualquier tipo de inflamación. Este aceite es también un gran antioxidante libre de colesterol. Sus componentes ayudan a aumentar el ‘colesterol bueno’ (HDL) y reducir el ‘colesterol malo’ (LDL). También entrega suavidad, textura y frescura a la piel. Por su sabor es ideal para aliñar ensaladas y alimentos crudos o para hacer vinagretas.